sábado, 15 de junio de 2013

Enseñar a los que enseñan.

En mi trabajo como cocinero siempre hay altibajos.
Cuando llega esta época de calor los cuerpos se resienten-por exceso de equipaje corporal-desde cada rincón de mi existencia.

Pero mi faceta de formador culinario se encarga de regalarme experiencias como la de hoy.

Un grupo de monitores con el valor de enfrentarse en breve a unos mocosos de 6 a 12 añitos.
El pistoletazo de salida de las escuelas de verano,verdadero escape de la presión de unas vacaciones escolares que hay que conciliar con el curro paterno-maternal.

Y los buenos cabezapensantes de Cxc (mi amigo Sandro entre ellos) deciden introducir talleres de cocina sin fuego para los pitufos. Tremenda idea. Enhorabuena.

Hoy me ha tocado darles unas pinceladas a los/as valientes que se van a atrever a lidiar con los mihuras de la niñez. Unos trucos para salir airoso de tal brete.

Pero lo importante sigue siendo acercar a los más peques la gastronomía.Desde la sencillez y la honestidad.
Sólo así podemos rescatar una sociedad que tendremos muy enferma si no enmendamos la plana.

Ya saben. Cuiden a los que quieren.

Paz y Bien.
































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